domingo, 6 de junio de 2010

agua y salud

El agua al caer con la lluvia por enfriamiento de las nubes arrastra impurezas del aire. Al circular por la superficie o a nivel de capas profundas, se le añaden otros contaminantes químicos, físicos o biológicos. Puede contener productos derivados de la disolución de los terrenos: calizas (CO3Ca), calizas dolomíticas (CO3Ca- CO3Mg), yeso (SO4Ca-H2O), anhidrita (SO4Ca), sal (ClNa), cloruro potásico (ClK), silicatos, oligoelementos, nitratos, hierro, potasio, cloruros, fluoruros, así como materias orgánicas.

Hay pues una contaminación natural, pero al tiempo puede existir otra muy notable de procedencia humana, por actividades agrícolas, ganaderas o industriales, que hace sobrepasar la capacidad de autodepuración de la naturaleza.

El agua en los ríos, acuíferos y lagos contiene naturalmente muchos materiales
disueltos, dependiendo de los elementos que la atmósfera contenga, condiciones
geológicas y clima. Estos materiales definen las características químicas del
agua. Sus características biológicas se definen por la flora y la fauna en el cuerpo
de agua, y la temperatura, carga de sedimentos y color son características físicas
importantes. La calidad del agua está en función de las características físicas,
químicas y biológicas y es un valor asociado a estándares de acuerdo al uso que
se le asigne. El agua que se define como potable debe cumplir con ciertas normas
internacionales, desde el punto de vista químico, biológico y físico, que permitan
tener una calidad mínima para su ingestión. Cualquier alteración por encima de
cualquiera de las normas puede traer consecuencia a la salud del individuo que la
ingiera.

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